Al pie del cerro Santa Ana nos recibió Guayaquil, la ciudad más populosa de Ecuador. Allí fuimos convocados por la Corporación Imaginario para participar de las terceras Jornadas de Oralidad y Docencia, cuyas actividades centrales se realizaron en la Universidad de las Artes, aunque también hubo funciones en barrios, colegios y presentaciones en teatro y bibliotecas públicas.
[Incluye reportaje sonoro, escucha al final]
El lema del encuentro ya era una declaración de intenciones: «Todo lo que inventamos es cierto». Y desde esa premisa, Ángela Arboleda y su equipo vienen configurando estas jornadas con gran empeño y mayor esfuerzo. Pero estos tres años son apenas la punta del iceberg en su labor cultural, ya que vienen de organizar diez ediciones del festival «Un cerro de cuentos» y cinco del «Cerrito de cuentos».
Gracias a esos buenos oficios organizativos, este año nos hemos encontrado artistas y oradores de distintas disciplinas y procedencias como Arnau Vilardebò (Cataluña), Virginia Imaz (País Vasco), Celso Fernández (Galicia), Yana Luci Lema (Ecuador) y Carlos Andrade (Ecuador). El motivo principal de esta edición lo constituyeron los cuentos y las lenguas, por lo que pudimos expresarnos, aunque sea a modo demostrativo, en nuestras lenguas (en mi caso, en guaraní), como un juego lingüístico, con un público mayoritariamente juvenil e infantil. Se generaron espacios para el cuento en barrios alejados de toda política social y cultural, como Guasmo sur, donde llegamos y compartimos una jornada de relatos y tambores en comunión artística con la comunidad afrodescendiente, en el espacio recreativo «Raíces negras», a orillas de una de las rías que mojan la ciudad.
Las jornadas transcurrieron entre el 8 y el 13 de octubre en la Universidad de las Artes, barrios de la ciudad y comunidades aledañas.
Además de las contadas en colegios y presentaciones en el teatro, el encuentro transcurrió entre debates sobre las lenguas, la resistencia cultural y la necesidad de fortalecer las comunidades lingüísticas y, en lo que a nosotros nos ocupa, desde la narración de historias. Escuchamos a Yana Luci Lema, poeta, comunicadora y catedrática Kichwa, originaria de Otavalo. Todo en ella es arte; sus poemas, su lengua y los bordados que lleva en su vestimenta. Por su parte, el antropólogo Carlos Andrade nos introdujo en el universo de la cultura Sápara de la Amazonía ecuatoriana, a través de uno de sus mitos fundamentales.
Cada espacio, cada momento del encuentro sirvió para ir conociendo la región y las costumbres, en una ciudad que se va agigantando en lo edilicio, con ese ruido de gran ciudad que va desplazando espacios naturales de encuentros, elementos culturales autóctonos, pero en la que felizmente también hay gente que lucha y resiste por abrir grietas alternativas a esa oficialidad de la cultura de masas. Muestra de ello son estas jornadas, o el maravilloso proyecto de la escuela de cuentería para niños y niñas, que llevan a cabo desde la Corporación Imaginario, cuyo trabajo pudimos apreciar gracias a un espectáculo de las niñas de «la sub 12 del cuento».
Salimos de Guayaquil un día nublado y dejamos allá abajo, en la mitad del mundo, al cerro Santa Ana con su faro, a los «lagarteros» y sus serenatas, las culturas originarias, su variedad gastronómica y sobre todo el placer de saber que hay gente generadora de espacios para la escucha y que hace brotar historias desde la niñez.